Se encuentra en el Empordà, en la provincia de Girona, por lo que, tanto la gama cromática como los materiales son un claro homenaje a la cultura catalana. Este tributo al kilómetro cero y la sostenibilidad lleva el sello del estudio PMMT Arquitectura. Esta finca de 292 m2 es la segunda residencia de una familia a quien le gusta pasar sus fines de semana y tiempo libre en un entorno tranquilo, alejado del bullicio de la ciudad. El sitio es muy importante para ellos, pues quieren disfrutarla por muchos años y que ésta pueda adaptarse a las necesidades del clan, si crece más adelante. “Deseaban una construcción en madera, fabricada con materiales propios del lugar en que se emplaza y que tuviera la flexibilidad suficiente para que, en caso de ser necesario más adelante, pudiera ampliarse y cambiar el uso de sus habitaciones”, explican Patricio Martínez y Maximià Torruella, socios fundadores de PMMT Arquitectura, desde la base de uno de los cinco chopos de más de 10 metros situados en la entrada. La volumetría de la construcción es compacta, con cubierta de tejas árabes a dos aguas, y esto crea un efecto “granja”

Originalmente iba a ser una obra construida en hormigón armado
Una curiosidad: El proyecto fue interrumpido por la COVID-19, marcando un antes y un después en su desarrollo. Originalmente iba a ser una obra construida en hormigón armado, pero la llegada de la pandemia les dio la instancia de reflexionar sobre si realmente deseaban utilizar un sistema constructivo del pasado, o era mejor crear una construcción con miradas hacia el futuro. “Decidimos que utilizaríamos un sistema pre industrializado en madera, que es modular, rápido de ejecutar y que no produce residuos ni mermas”, recuerdan a la vez que procedemos a realizar el home tour.
Nos cuentan que, a los propietarios, les interesaba tener la posibilidad de establecer una relación estrecha con el paisaje, con el fin de contemplar, desde dentro, las bellas vistas que ofrece esta parte de Girona . En síntesis, querían un oasis relajante, que les evocara la naturaleza y que la incorporara en su diseño. Los tonos neutros como el beige, la piedra y el blanco son los protagonistas, sin embargo, las pinceladas de colores muy alegres (un ejemplo es el mint de la escalera) son los que dictan la diferencia.

El Empordà en esencia
Por ello, buscaron una máxima permeabilidad entre las zonas interiores y las exteriores mediante grandes aberturas y patios ajardinados en la primera planta. “Los grandes ventanales conectan directamente con el jardín, que cuenta con una piscina y un chill out exterior. Mientras que los espacios de doble altura proporcionan visuales diagonales al exterior, hacia el cielo o hacia el particular edén. A su vez, los tres patios en la planta primera, que permiten reducir la relación de vacíos sobre llenos en la fachada, aportan iluminación natural”, detallan los arquitectos.

En el interior, los arquitectos han dejado la carcasa perimetral de pórticos y tableros de madera laminada vistos, asemejándose a un casco de un barco invertido. Y es que la ubicación ha sido clave en la configuración de la vivienda, que fue pensada a partir de las variables urbanísticas y patrimoniales del municipio al que pertenece, cuyos requerimientos son muy estrictos. “Estas restricciones se convirtieron en una oportunidad y en el hilo conductor del proceso creativo”, presumen Patricio y Maximià. Y añaden “Siempre apostamos por la humanización en el diseño de interiores, un tema que llevamos investigando hace años y que es imprescindible para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Concretamente, nuestra inspiración en este refugio fueron los paisajes de el Empordà, que dieron origen a un moodboard con tonalidades ocres y materiales propios de la zona como la cerámica y la madera“.
También integraron elementos como las contraventanas mallorquinas y las mesas tradicionales catalanas, que dan un aspecto muy acogedor. Ahora bien, si pensábamos que eso era todo, allí están las lámparas coloridas de encima de la mesa del comedor para sentar cátedra.

En esta vista global se percibe la manera en la que el ambiente aúna el salón con el comedor en un traspaso impecable, gracias a un mueble blanco y al uso de alfombras. Un encanto las lámparas del salón.
Colores y materiales del entorno (y sostenibles)
La gama cromática se desprende de la piedra típica de Girona y estaba muy sugerida por la citada normativa local. Además de responder a un sistema constructivo sostenible, los materiales fueron escogidos por motivos biofílicos. “Sabemos la importancia que tiene para la paz mental el establecer conexiones con la tierra mediante el uso de madera, plantas y vistas hacia el verde de las montañas o el azul del cielo. Algo que aporta a la creación de espacios más amables y confortables”, reconocen los expertos sentados frente a la chimenea.

Aunque todo está pensado en un código de campo, los cubos que crean la base estructural y el suelo de hormigón hablan de una modernidad indiscutible. Validados por la Biblioteca de Materiales Saludables Friendly Materials®, los acabados de este remanso campestre, aparte de ser respetuosos con la industria y la estética territorial, garantizan un buen nivel de salubridad interior. Es decir, se caracterizan por tener bajos niveles de emisiones de compuestos orgánicos volátiles (COVS) y un buen comportamiento acústico. Bravo, bravo y bravo.

Esta habitación, con tejidos que no traicionan la filosofía de la discreción, es una prueba más de que, tanto la imagen exterior, como la inferior, se adaptan a los materiales, colores y acabados del entorno. Por otro lado, el confort térmico se garantiza con aberturas bien orientadas que maximizan la incidencia solar en invierno y la ventilación cruzada, evitando la estratificación térmica del aire en verano. Y, si no fuera suficiente, el pavimento de hormigón estabiliza los picos de temperatura. En este punto se nota la experiencia de más de 25 años del estudio en edificios sanitarios (y el 10% de la plantilla enfocada en el estudio exhaustivo de lo que viene).
Distribución en dos plantas y forma de barca
La estructura, que queda vista desde el interior de la vivienda, evoca la imagen de una gran barca invertida o de la caja torácica de la ballena del cuento de Pinocho. La madera, los elementos constructivos (celosías y cerámica) y el mobiliario proceden de fabricantes y talleres locales, pudiendo decir -sin duda- que es KM0.

La otra vista de la suite. Con acceso al patio, mucha luz natural y un súper baño que puede presumir del mismo carácter abierto y original del resto de la casa. Los usos principales se desarrollan todos en planta baja, dejando la de arriba para la ocupación de una habitación de invitados con baño, y de los patios ajardinados y altillos. ¿El truco? La disposición de la escalera verde menta, que conecta ambas plantas y permite el primer objetivo de la lista: una ampliación futura del número de habitaciones de la casa.
Dicho esto, las estancias principales, como las dos habitaciones (una en suite) y el estudio, en una parte; el lavadero, un baño, y las instalaciones, en el centro; y la cocina, el comedor y la sala de estar, en la otra; se sitúan a pie de jardín. Y es justo la estancia principal la que aúna los usos de estar, comedor y cocina en un espacio de doble altura, abierto completamente al aire puro del exterior. Como veíamos, aquí, las enormes ventanas correderas liberan las esquinas de las estancias cuando están abiertas, y se protegen de la radiación solar mediante paramentos móviles de madera ubicados en el exterior del cerramiento.


El acceso principal a la vivienda se separa del jardín y la piscina mediante un muro de celosía cerámica que permite mantener la privacidad entre los dos espacios.
PROYECTO: estudio PMMT Arquitectura. FOTOGRAFIA: Del Rio Bani Nota de AD Arquitectura España, por Luisa Ricart